28 Oct
28Oct

     Hace unos años atrás cuando por primera vez agarré un timón no comprendía qué era lo que gustaba de mover un barco todo el día sin dirigirse a ningún lugar en particular. Con el tiempo empecé a tomar cariño al deporte pero sentía que le faltaba un poco de aventura, hasta que me invitaron a correr regatas…

     Las primeras no entendía bien a que se referían cuando hablaban de la 'cancha', que 'barlo-sota', que las boyas se 'viran' por babor, 'tiramos un borde', son cuatro 'piernas', el 'spi', etc, otro idioma. Otro idioma que desconocía y porqué no aceptar el desafío de intentar conocer. Una vez que tenía más en claro qué tenía que hacer cuando me decían 'cazá' o 'filá' acepté ir a regatas más aventuradas, en la mayoría me mandaba mis particulares cagadas como poner cabos al revés en los molinetes, tocar cosas que no debía, abrir stoppers, o no saber de qué me estaban hablando cuando me decían 'traé la tortuga', 'poné el softshackle', 'va con downfucker', 'entra el código zero'... ¿Acaso estoy metida en el narcotráfico? Todo lo que acá parecen detalles menores, en una regata con mucho viento se traducen en situaciones críticas, rotura de algo, tumbadas, gritos, insultos, y demás.

     Con el tiempo me empeñe en adquirir conocimientos para poder disfrutar de correr, y aunque navegar no es solo competir, debo decir que para mí es el aspecto más llamativo del deporte y a continuación quiero explicar por qué: Al llegar a un barco desconocido con tripulación desconocida la situación es un poco incómoda. Durante la regata se presentan los momentos de tensión mencionados anteriormente (porque siempre alguien se equivoca o algo no funciona bien) en donde afloran los insultos con gritos más desgarradores, esos que desafinan, similares al rugido de un león, porque paralizan. Todo es peor así pero es lo mejor que cada uno puede hacer en ese momento.

     Luego en la amarra compartimos un momento mágico de picadas, cerveza, y relaciones sociales en donde las disculpas son implícitas y la camaradería parece ser indispensable. Surgen charlas que no surgen con el resto de tus amigos y cabe destacar las regatas a Colonia, Riachuelo, Punta del Este, etc en donde a la noche se festeja y se habla de lo que pasó como cuando salís de un examen. Los barcos con sus tripulaciones brindando, charlando, y comiendo hacen de los muelles el spot favorito de todos los regatistas que dieron lo mejor para ganar ese día. Muchos no lo logran, claro, hay un solo primer puesto y hay infinitas variables que hacen a ganar, porque la náutica es compleja, es precisa; en una regata no gana el que llega primero, tampoco el que tiene el barco más grande, ni el mejor timonel, ni el que dió la vuelta al mundo diez veces. A veces tampoco la mejor tripu, ya que los eventos fortuitos que el destino dispone para nosotros son desconocidos y hacen a la magia del conocido 'diario del lunes' con el que todos evaluamos las cosas. Navegar es conocer gente nueva, es aprender y desafiarse todo el tiempo, es vivir situaciones muy distintas al estado de confort de casa y también es aprender a accionar bajo presión. Por supuesto no hay que olvidar a los dueños de los barcos que hacen todo esto posible ya que le dedican su vida y todo (absolutamente todo) su tiempo libre y no libre a su inmaculada embarcación, porque trabajan para eso y aman a su velero a veces más que a su familia. 

     Navegar es todos los fines de semana la mejor opción, es sentirse feliz y darse cuenta, por las experiencias de cada día, de que realmente lo somos. Y la frutilla del postre es volver al asfalto y comportarse como un ciudadano cualquiera, más si atravesaste una situación difícil arriba del barco, porque en la ciudad a nadie le importa cómo está el río, cuánto sopla, ni que regata corriste.

     Navegar es volver de un viaje, es vivir una experiencia nueva cada vez, es hacerse amigos, compartir atardeceres y Gin-tonic también, es esforzarse, fallar, superarse, ver noctilucas, sentir el olor del mar a la noche, sentir mucho frío, mucho calor, golpearse, mojarse, tumbarse, aprender cada día algo nuevo, es tener siempre algo para contar…

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